miércoles, 29 de febrero de 2012

CHAVIANO  Y MI SOBRINITA


   Esta es una historia de dos personas ,  Chaviano y  Elisandra .sucede en la ciudad de Villa Claras ( la ciudad del ché ) , Reparto de José Martí , en barrio de hormigón  tipo soviético , que fue trasplantado y humillado para hacer el mausoleo del Ché

   Chaviano era un tipo que andaría por los setenta años , enjuto , disciplinado , buen conversador done los haya , que trabajo en la fabrica de artefactos y sartenes que el ché fundo a la entrada de la ciudad. Un comunista convencido e idealista con el que pasaba largas horas charlando de todo, desde la guerra de los mambiches , hasta la degración que vivía la juventud cubana. Eso si acompañados casi siempre de un café con chicharro.

  Elisandra era , ya será una mujer , una trigueña que no levantaba dos palmos del suelo , con unos enormes ojos negros , pelo a lo afro y con un descaro inhabitual para una criatura tan joven.

   Recuerdo que el día  de mi partida acompañe a chaviano a la shopping  ,fuimos a comprar café y alguna cosa más ,  mientras el miraba sus cosas yo vi un estante con unos relojes , me fije en uno y lo compré  ( costo unos cien chavitos ).

   Cuando salíamos le dije “es un regalo , como seguramente nunca volveremos a vernos  para que tengas un recuerdo “ , mirándome emocionado me pregunto ¿Cuánto te costó? Yo le respondí “unos diez chavitos “ , el me dijo “ tantoo “ , yo le respondí  que los recuerdos no tienen precio , el hizo un silencio y me dio un abrazo.

   Esa misma tarde cuando caminada de casa de chaviano a la casa de la abuela de Elisandra , Olga,  la encontré jugando en el parque , corrió hacia mi y me dijo “tio me compras una caja de colores”, yo le dije “ claro “ , y fuimos a comprar la caja de colores a la shopping , a la  vuelta paré unos minutos para saludar a un  negro,  Cesar , un amigo  que estaba desparramado en un banco a la sombra de un tamarindo.

   Antes de que terminase de  despedirme de Cesar , llego apresurada y me dice “tio a la caja le falta un color , el rojo , a mi me hizo gracia y le dije “que hacemos “, ella me contesto “me tienes que comprar otra caja de colores que esté completa “ ……..en fin compramos otra caja y al salir de la shopping salió corriendo a ver a sus amiguitas , fue la última vez que vi a esa criatura .

   Así que solo me restaba despedirme de Olga , me puse en marcha y llegue a su casa , entré y allí estaba Olga, haciendo su catre , por que llamar cama a eso era tener mucha imaginación , le dije “no se preocupe termine” y la buena mujer termino de hacer su cama y después para mi sorpresa tomo la almohada para mullirla  y a que os imagináis que había debajo de la almohada……………………UN COLOR ROJO , le di  un beso a Olga y partí hacia la máquina.

   Recordando  esta vivencia me pregunto por la complejidad de la vida , por las niñas de cuarenta y seis años , por los viejos de diez , o tal vez todos dentro tengamos un niño , un viejo , un malvado , un bondadoso , un inocente , un valiente  y dios sabe cuantos más .

   La vida a veces nos atropella entre tanta contradicción, nos atrapa y quedamos a su merced , Chaviano , Elisandra , Olga , Cesar , tú  y yo,  si somos sinceros con nosotros mismos  a veces solo podemos decir estoy perdido.




4 comentarios:

  1. Una vivencia entrañable e inolvidable si duda, y muy lista la pequeña que escondió el color rojo para tener otra caja más... ¡que gracia!

    Besos.

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  3. La reflexión forma parte de la vida y a veces se alimenta de recuerdos, esta vivencia como muchas otras marca estados de animo
    que te pueden ayudar a seguir viviendo.
    Un saludo amigo.

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